Últimamente he estado leyendo bastante sobre el deporte y los aficionados, especialmente en el fútbol. Es un tema que siempre me ha interesado y por eso la entrada de hoy va sobre ello.
Cuando visité Glasgow hace unos años, me encantó ver la estatua de Jock Stein a las afueras de Celtic Park, y leer en ella: «Football without the fans is nothing».
Efectivamente, tal y como conocemos el fútbol en España desde los años 90, con la obligatoria transformación de clubes en SADs (importante destacar los procedimientos que a día de hoy están abiertos a nivel comunitario con la incoación de expedientes a algunos clubes españoles por parte de la Comisión europea, más información aquí: http://iusport.com/not/1394/dossier-el-expediente-de-la-ue-a-los-clubes-espanoles-por-las-ayudas-de-estado/ ), el fútbol ha pasado de ser algo pasional y porqué no decirlo, romántico, a estar completamente mercantilizado. El papel del aficionado se ha ido diluyendo, y respecto a las SADs, no existe apenas representación a niveles decisorios.
En mi opinión, si el aficionado se organiza debidamente, debería poder formar parte de los consejos de administración de los clubes e incluso de las federaciones o asociaciones nacionales. Esta participación del aficionado en entidades deportivas, por las que luchan instituciones como la británica Supporters Direct ( http://www.supporters-direct.org/ ) no solo mejorarían la gestión de los clubes y el déficit democrático, sino también podría mejorar la imagen de los clubes e incluso reducir la violencia entre los aficionados.
En definitiva, si las decisiones que se toman en el fútbol tienen consecuencias para los aficionados, ¿porqué no darles representatividad?
Continuará…